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‘Cuando la belleza expía’, por Carmen Gómez

‘Cuando la belleza expía’, por Carmen Gómez

El modus operandi de un teatro tiene casi más que ver con el público que con la pieza. La ovación, pudiendo ser una manifestación deliberada de respeto, es capaz de convertirse en un corsé rígido más relacionado con lo que se espera de uno como usuario de una institución -el Teatro-, que con el goce personal de lo que se haya podido presenciar. Aunque desde la butaca, la audiencia está también interpretando un papel y no siempre se le dedica tanta atención como la que emplea en su juego escénico Silvia Gribaudi.

El público siempre ha sido un elemento dramatúrgico y lleva consigo un componente activo que no es ajeno a ninguna creación. Para adentrarnos en el trabajo de esta coreógrafa es conveniente situar al público desde la perspectiva del detonador-intérprete. Pensemos en el planteamiento clásico de la cuarta pared, donde el intérprete acata su rol hacia el público o para el público y en el peor de los casos, a pesar de él.  En la práctica de la performance existe sin embargo una actitud confrontativa de la acción donde el público es atacado por un posicionamiento: lo sitúa en contra buscando que reaccione.  En el dispositivo coreográfico el público es invitado a participar y formar parte de una experiencia junto a él; las barreras de la institución son eliminadas y el acto creador es concebido con horizontalidad.

Admitir que la presencia del público modifica el contenido de una pieza, y comprender astutamente de qué manera interpelarlo puede traer un centelleante -y arriesgado- beneficio. El caso de Silvia Gribaudi comprende un ejercicio con el público, donde a la audiencia no se le exige sino una serenidad de ser percibido, saludado y contactado, compromiso difícil puesto que no es un ataque deliberado sino una conversación en la que el intérprete tendrá que estar preparado para permanecer en una escucha tranquila pero no asfixiar con una mirada demandante.

Silvia Gribaudi trae consigo una experiencia de trabajo basada en el cuerpo como lugar y fuente de vivencia. En A Corpo Libero (2009)  estableció un vínculo entre la pretensión de la expectativa de feminidad y la capacidad de burlarse de ella. Atravesada probablemente por una herencia felliniana, la coreógrafa turinesa encarnaba en su propia persona la habilidad de disolver toda recta honrando desde su cuerpo la curva y poniendo a su servicio la más gentil de las vergüenzas. Su interés por la “parte blanda” empezaba aquí. Ese tejido conectivo presente en todo organismo y sin embargo menospreciado por la concepción ósea de la coreografía . Gribaudi comenzó a intuir que la capacidad de generar vínculo escénico estaba más cerca del espacio intermedio y ensamblaje que de una coreografía armada a golpe de hueso. A Corpo Libero gana el Premio del Público y del Jurado de la Giovane Danza d´Autore Veneto, y también llamando la atención del Aerowaves Dance Across Europe, la Biennale di Venezia, Dublin Dance Festival, Edinburgh Fringe Festival o Dance Victoria Canada.

La información propia del cuerpo del intérprete era ya materia de interés performativo. Con La età relative (2014) profundizó en las capas que habitan los cuerpos en torno a la edad y con ella una pregunta que más tarde perfilaría: ¿Puede nuestro silencio contener una información importante de nosotros? Una vez más, el cuerpo de Silvia Gribaudi buceaba en la vulnerabilidad y en la capacidad elocuente de un cuerpo imperfecto y frágil pero al mismo tiempo irónico. A partir del cuerpo de tres mujeres – performers, investigaba con My Place (2016) la intimidad como espacio recóndito a modo de revelación, ayudándose de una dramaturgia de sombras que multiplicaba su presencia en escena. Recogía en esta pieza el secreto del cuerpo común, ese que se alberga en los rincones del intérprete, algo en lo que más adelante profundizaría con Graces (2017) y también abría la puerta a la expresividad de un universo femenino que pudo sacar a relucir con  R. OSA_10 Exercises for New Virtuosities. Gribaudi hizo confluir aquí el imaginario del pintor Botero con el mundo aeróbico y ochentero de Jane Fonda.

Gribaudi llega a Graces de la mano de tres intérpretes varones en torno a la figura de las tres gracias esculpida por Antonio Canova. Sin soltar la vulnerabilidad y elocuencia del cuerpo desnudo, da un paso más para explorar la belleza y disolver los códigos de masculinidad y feminidad, coreografiando esta vez un cuerpo coral diverso. Es importante destacar la presencia del artista de teatro y vídeo Matteo Maffesanti, cuya experiencia en el teatro social hace que la propuesta de Gribaudi cobre un generoso grado de realidad a partir de talleres realizados junto a gente local, de quien muy probablemente tomaron referencias.

Gribaudi y Mafessanti vuelven a colaborar en Monjour, esta vez contando con el trabajo visual de la artista del cómic Francesca Ghuermandi. Esta propuesta visual dará una vuelta al trabajo de intersticio y del marco, pues aparece una comicidad atlética propia del tebeo que recoloca al cuerpo vulnerable de Gribaudi en un lugar de riesgo y responsabilidad.

La diferencia sustancial que ofrece Monjour -pero sumado al recorrido anteriormente detallado- es probablemente un encuentro formal con el concepto de circo, cuya estructura y condición obedece sobre todo a la disposición y disponibilidad del público.La mirada de la audiencia es un hilo invisible que el intérprete tensa, pero nunca solo y nunca estanco, formando parte de un cuadro variable y diverso. La propuesta de Silvia, aunque incluye acróbatas y gladiadores en cierto modo no se focaliza en el riesgo físico que estos puedan experimentar, sino en su capacidad de resistencia para incluir esa mirada en su tono corporal y en el diálogo interno.

En una entrevista con la coreógrafa mencionó que uno de los momentos cruciales de sus espectáculos es cuando hay silencio, la reacción del público se concentra y se percibe más que nunca la mecha latente. Cualquier sentir es susceptible de contagio y correrá como la pólvora. La actitud de quien encarna este personal circo de Silvia Gribaudi ha de ser poco menos que una fiera de la vulnerabilidad. Dispuesta a morir, sí, pero de una sutil e irónica belleza.

Carmen Gómez

Monjour, de Silvia Gribaudi, se verá en el Mercat de les Flors del 27 al 30 de diciembre de 2022

 

Enlaces de interés

  • Entrevista Silvia Gribaudi y Matteo Maffesanti

Intervista a Silvia Gribaudi e Matteo Maffesanti in residenza a Pesaro con “Mon Jour” – YouTube

  • Entrevista Teatro Comunale di Vicenza

A CASA NOSTRA | Intervista a Silvia Gribaudi – YouTube

  • In prospettiva. Dialoghi sul teatro #13 // Silvia Gribaudi

https://www.youtube.com/watch?v=fz4A02Nz0h0&themeRefresh=1

Teaser Monjour

‘Monjour’ – SILVIA GRIBAUDI – YouTube

  • Teaser Graces

GRACES | SILVIA GRIBAUDI | ONE DANCE WEEK 2021 – YouTube

  • A Corpo Libero

A CORPO LIBERO – YouTube

  • My place – entrevista a Silvia Gribaudi e intérpretes

Qui e Ora + Silvia Gribaudi “My Place” – YouTube

  • Web Silvia Gribaudi

Home | Performing Arts (silviagribaudi.com)

Bibliografía

  • Byung, Chul Han. La Salvación de lo bello. Ed Herder, 2015.
  • Lowen, Alexander. El lenguaje del cuerpo. Ed Herder, 1985.
  • Eliade, Mircea. Imágenes y Símbolos. Ed Galimard, 1979.