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‘La materia de una leona invencible’, por Salvador S. Sánchez

‘La materia de una leona invencible’, por Salvador S. Sánchez

Olga Pericet, uno de los nombres propios del flamenco del siglo XXI, presenta los dos primeros capítulos de un tríptico escénico sobre los orígenes y la evolución de la guitarra española. Un recorrido por la historia del instrumento flamenco por excelencia que explora todas sus dimensiones: música y forma, materia y sonido, objeto y símbolo. Y, sobre todo, cuerpo. Un cuerpo-guitarra que alimenta el cuerpo-danzante de una creadora insaciable.

“Una bailarina muy flamenca o una flamenca muy bailarina”

La antropóloga Cristina Cruces clasifica a los artistas flamencos contemporáneos en dos grandes categorías: una continuista, formada por creadores que proponen nuevas lecturas del pasado, adaptando la tradición a las exigencias del presente; y otra rupturista, que busca separarse de los códigos tradicionales para desarrollar nuevas poéticas. Olga Pericet se considera a sí misma una “renovadora del flamenco” que se mueve “entre la tradición  y la vanguardia”. En efecto, la bailaora cordobesa es referente de ese primer grupo de artistas que reformulan y reinterpretan la tradición, pero no pretenden romper ni emanciparse por completo de las gramáticas convencionales.

Según el filósofo y bailaor Fernando López, la mayoría de estos flamencos renovadores o reformistas llevan a cabo dos estrategias de negociación con la tradición que, sin duda, reconocemos en el trabajo de Pericet: “En primer lugar, la alternancia de dispositivos tradicionales (tablao, ballets flamencos, etc.) con otros dispositivos experimentales (…). En segundo lugar, la expansión, que podría ser considerada como una dilatación del universo flamenco por incorporación de elementos estéticos exógenos que no provocan, sin embargo, su implosión.”

Por una parte, la trayectoria de Olga Pericet como coreógrafa se fragua sin abandonar su vínculo con el tablao y bebiendo de los recursos asimilados, primero en su período de formación (tanto clásica como flamenca) y después en su etapa como intérprete en ballets flamencos y grandes compañías. Como indica Fernando López, la creadora cordobesa es “más afín a una reactualización de los principios coreográficos del ballet flamenco” que a otras operaciones y procesos más radicales y experimentales. Quizás por eso defina su trabajo como “flamenco-danza” y se nombre a sí misma como “una bailarina muy flamenca o una flamenca muy bailarina”: porque su lenguaje está más conectado con el ballet flamenco y la escuela bolera que con otras formas del flamenco escénico; porque su “danza” remite más a los cuerpos y exigencias de la danza clásica que a las formas y derivas de la danza contemporánea.

Por otra parte, la Olga coreógrafa participa de esa expansión del imaginario flamenco y consecuente incorporación de elementos ajenos a la estética flamenca de la que nos habla López. Su interés renovador la lleva a realizar sucesivas operaciones de estilización y destilación de la técnica tradicional, elevando su “flamenco-danza” a unas cotas de virtuosismo que se han convertido en sello personal. Pero su propuesta de reactualización también pasa por la sustitución de ingredientes tradicionales por otros nuevos y extraños a las formas convencionales. Ahora bien, aunque mueve algunas piezas, Pericet se mantiene firme en el uso que hace de ellas. Podríamos decir que conserva los códigos, pero desplaza los contextos para encontrar nuevos registros.

Conectada como intérprete con el tablao y el ballet flamenco, la Olga creadora propone una escena fronteriza que toma lo que más le interesa de cada uno de estos modelos de espectáculo. Así es como convierte el escenario en una suerte de tablao escénico posmoderno, permeable y juguetón, que mantiene ciertas gramáticas, pero sustituye ciertas estéticas.

“Como un animal que ruge poderoso frente a esas cuerdas de las primeras guitarras de sonido destemplado”

El nuevo (y quizá más ambicioso) proyecto de Olga Pericet nos remite inevitablemente a otras investigaciones escénicas en torno a la guitarra flamenca presentadas también en formato de tríptico: la reciente Trilogía de la guitarra de Rocío Molina (2020-2021) y la anterior Los cuerpos del flamenco de Juan Carlos Lérida (2010-2016), trilogía que centraba en la pieza Al toque su disección sobre el cuerpo de la guitarra.

Además de por cuestiones estilísticas obvias, lo que diferencia el proyecto de Pericet de las exploraciones de Lérida y Molina, es su carácter retrospectivo. Esta trilogía de la guitarra tiene como punto de partida La Leona, nombre del primer prototipo de guitarra flamenca creado por Antonio de Torres (lutier que definió las bases de la guitarra española) y propone un recorrido histórico, plástico y musical por la evolución del instrumento flamenco por antonomasia.

Esta operación dramatúrgica de retrospectiva, de vuelta al pasado, es recurrente en la obra de Pericet, que ya utilizó este tipo de estructura narrativa para articular espectáculos como Pisadas, fin y principio de mujer (2014) o Un Cuerpo infinito (2019). El viaje en tres capítulos de La Leona a La Invencible, pasando por La Materia, es un retorno a los orígenes que conecta el flamenco con la dimensión más ritual y mística de la danza y lleva a la cordobesa a territorios desconocidos para ella, tanto a nivel estético como a nivel corporal.

“No se trata de bailar la guitarra; sino de ser, transmutar, buscar su género, hacerla cuerpo”

En la primera pieza de su trilogía, Olga Pericet se inspira en la simbología de la leona para “buscar el diálogo entre el animal y el instrumento”, entre el cuerpo-animal y el cuerpo-guitarra. La bailaora se desnuda física y artísticamente para adentrarse en la guitarra como cuerpo y como recipiente, como imagen y como música, como contenido y como continente. La Leona rasguea con sus zarpas flamencas la dimensión más global y sociocultural de la guitarra, explorando desde la escena el impacto de este instrumento en otras músicas y otras formas expresivas que, como las artes plásticas, la toman como inspiración, como paisaje, como símbolo.

Pero si Pericet disecciona literal y metafóricamente el instrumento que es la guitarra, es para encontrar nuevas pistas que le permitan seguir afinando el instrumento que es su cuerpo. Así, la disección de la guitarra española deviene vivisección del cuerpo flamenco. Efectivamente, el trabajo corporal de la cordobesa estructura la propuesta dramatúrgica de La Leona. El dispositivo escénico se construye en torno a las posibilidades técnicas y expresivas de su propio cuerpo. Un cuerpo que es danza y es música; que es espacio escénico, espacio sonoro e incluso espacio onírico, pues nos permite soñar otros lugares posibles.

“La madera sabía de música mucho antes de ser instrumento”

Aunque la forma del dúo suele ofrecer posibilidades expresivas más efectistas y espectaculares que el solo, La Materia es una propuesta más minimalista e introspectiva que La Leona. El encuentro entre el cuerpo flamenco de Olga Pericet y el cuerpo contemporáneo de Daniel Abreu empuja a ambos intérpretes hacia nuevos terrenos escénicos, corporales y coreográficos. Quizá más intuitivos y vulnerables, pero también más seductores y excitantes.

Daniel se pone las botas y se enfrenta a la música de su propia danza. Olga se entrega al suelo y se reconoce en un movimiento más volátil, contenido y  abstracto. Juntos, emprenden un viaje al centro de la guitarra para transitar unos estados, unas atmósferas y unas texturas que toman forma a partir de la deconstrucción física y poética del instrumento.

Si La Leona profundiza en la guitarra como cuerpo a través de la simbología del animal, La Materia se adentra en la guitarra como espacio a través de la plasticidad de la madera. Esta conexión más primitiva y telúrica con los materiales del instrumento desemboca en una escena más sobria y existencial. Tras desnudar su cuerpo en La Leona, Pericet, de la mano de Abreu, consigue desnudar su escena en La Materia. Consigue vaciarla de elementos accesorios para que podamos imaginar nuevos gestos, nuevos trazos y nuevas armonías para una guitarra invencible que todavía no vemos, pero que ya empieza a resonar.

Salvador S. Sánchez

OLGA PERICET presenta en el Mercat de les Flors: ‘La Leona‘ (18 y 19 de enero de 2024) y ‘La Materia‘ (20 y 21 de enero de 2024)

BIBLIOGRAFÍA

CRUCES ROLDÁN, Cristina. “Destruir y reinterpretar la tradición, alternativas teatrales en el flamenco contemporáneo” en Abriendo fronteras: enfoques interdisciplinares de la coreología. Granada: Editorial Libargo, 2018 (pp 21-40).

GAMBOA, José Manuel. Una historia del flamenco. Madrid: Espasa Calpe. 2005.

GIMÉNEZ MORTE, Carmen (ed.). Historia de la danza contemporánea en España (Vol. III). De la crisis económica de 2008 a la crisis sanitaria de 2020. Academia de las Artes Escénicas de España, 2021.

LÓPEZ RODRÍGUEZ, Fernando. “El surgimiento del baile flamenco contemporáneo: historia y debates estéticos (1990-2008)” en La investigación en danza: Madrid Online 2020. Valencia: Ediciones Mahali, 2020 (pp 111-117).

LÓPEZ RODRÍGUEZ, Fernando. Historia queer del flamenco. Madrid: Egales, 2020.

GOLDBERG, K. Meira (ed.); BENNAHUM, Ninotchka Devorah (ed.); HEFFNER HAYES, Michelle (ed.). Flamenco on the Global Stage: Historical, Critical and Theoretical Perspectives. Jefferson: McFarland & Company Publishing, 2015.

VIDEOGRAFÍA

Trilogía de la guitarra de Rocío Molina:

Inicio (Uno)

Vuelta al Uno

Los cuerpos del flamenco de Juan Carlos Lérida:

Al toque
Al cante

Al baile