Una conversación de Riikka Laakso con Brigitte Seth y Roser Montlló / Toujours aprés minuit
RL: Combináis diferentes campos artísticos como son el teatro, la danza, la música o incluso el cine. ¿Cómo es ese lenguaje híbrido que generáis?
RM: Para nosotras este lenguaje es una búsqueda de cada día, pero al mismo tiempo es algo muy ancestral.
BS: No hay documentación sobre la danza que existía en la tragedia griega. Pero sabemos que la danza era omnipresente, igual que el texto y la música. El momento que se separan las artes es mucho más tarde, en el siglo XVIII y XIX.
RM: Nosotras no solo mezclamos los lenguajes artísticos sino también las lenguas. Cuando hablas varias lenguas, y en un momento dado quieres decir algo, te das cuenta de que se expresa mejor en esa lengua — va a salir más claro, a lo mejor, en inglés. Es igual con los lenguajes, porque no explicamos lo mismo en danza y en teatro, no hacemos danzateatro como lo que ha existido en una época. Es más que estás contando algo que te sale de las tripas o los cabellos — y se expresa mejor bailando. Luego pasas a la palabra, y cuando esa se queda corto pasas al cuerpo. Los diferentes lenguajes son complementarios.
BS: Trabajamos en una búsqueda de intentar decir algo lo mejor posible. Es una utopía de decir de la mejor manera lo que quieres decir. Por eso son importantes los diferentes lenguajes, ya que con mi cuerpo puedo decir algo, pero con las palabras estoy diciendo otra cosa. Y si el público quiere tiene mucho espacio, porque finalmente son ellos quienes hacen una historia en el punto de convergencia.
RM: Me siento muy afín a gente como Dario Fo y Franca Rame en el sentido de la acción: venimos de la escena, somos intérpretes. Como interprete me interesa cómo la escritura me llega, me la como — como si comiera los movimientos y las palabras — y qué es lo que sale. Y no siempre desde el control, sino dejando un espacio a lo que los franceses llaman quitte de pas, algo que está más allá de ti.
BS: La palabra es una formulación importante, pero al mismo tiempo puede limitarnos. El cuerpo y la música son artes más abstractas, que permiten decir cosas de manera más completa. Para nosotras pasar el relevo de cuerpo a palabra, de un medio a otro, es una necesidad. Son indisociables.
RL: La danza nutre el texto.
RM: En À vue (A la vista) hay un cambio constante, no estamos nunca en el mismo lugar. Hay bastante texto, pero en cada instante la danza está presente. Es experimentar en cada momento la posibilidad de bailar lo que ocurre, todas las emociones: todo. Es un aprendizaje en acción.
En los espectáculos también mezclamos las generaciones, porque tenemos creaciones con personas desde los 20 a los 80 años, tanto en los espectáculos profesionales como en los talleres que hacemos ahora con la gente de Poble Sec. En París trabajamos con mujeres que no solo vienen de Francia, sino también de Irak o la India, de todas partes del mundo. Pero no hacemos teatro documental: lo que nos atrae son las palabras, y siempre acabamos encontrando un lugar donde se da cosquillas a las emociones. Nos gustan esos intercambios porque con la vida vas acumulando conocimientos y tenemos la curiosidad de abrir cada vez más nuestro trabajo — en vez de cerrarlo.
Uno de los temas importantes de la obra À vue es la duda y la importancia de dudar. Avanzar, pero al mismo tiempo poder decir: “Yo dudo”. El primer personaje que hago en la obra no tiene dudas y al final de la primera escena dice: “I si dubto? Jo no dubto mai.”
BS: Pensamos que la duda es una fuerza y la gente que no duda en realidad es muy frágil. Es una angustia decir: “Yo sé. Estoy segura.”
RM: Ponerse en un lugar de desequilibrio, sobre una cuerda floja, y aceptar estar en ese lugar…
BS: …te hace avanzar. Es lo contrario de saber.
RL: En À vue percibo una conversación o un debate sobre el género como un lugar de cuerpos híbridos y borrosos.
BS: En todos los espectáculos nos hacemos siempre la misma pregunta: ¿Lo que pienso realmente es lo que yo pienso, o es que pienso lo que se tiene que pensar?
RM: En la sociedad de hoy uno puede hacerse — más o menos — la pregunta de si te sientes más mujer, hombre u hombre-mujer, si eres él-ella-elle…
BS: La concepción de género es una mentira, porque el género no existe en cuanto a la apariencia física, pero tampoco a nivel mental. Cuando empezamos la búsqueda para À vue me llamaba la atención cómo sería yo como hombre. Al principio Sylvain Dufour, el tercer intérprete de la obra que también es maquillador, me hizo una caracterización completa trasformando mi piel, el pelo y las fracciones. Luego otro día solo me puse una corbata, ¡y era un hombre! No hacen falta tantos accesorios: intentamos siempre encontrar lo mínimo en cuanto la trasformación para que salga lo máximo.
RM: Estoy leyendo un libro de Rosa Montero, El peligro de estar cuerda. En el prólogo dice algo que reconozco, hablando de que los escritores, o los artistas en general, tienen la capacidad de tener muchos ‘yos’. Finalmente se trata de eso.
Riikka Laakso