“Las ciencias del encantamiento”
«Mas antes precisava tocar em si própria, antes precisava tocar no mundo.» (Clarice Lispector)
“What makes us human is not ours: it is the relation we are able to entertain with something that is not our creation.” (Isabelle Stengers)
Cuerpos en movimiento, experimentos sobre la relatividad del espacio-tiempo, investigaciones sobre la (in)materialidad de las cosas, estudios acerca del mundo natural y un largo etcétera: nada parece escapar al radar de las tres coreógrafas que se hacen llamar Big Bouncers. El colectivo cultiva una mirada plural con particular atracción por la ciencia, donde la búsqueda del conocimiento se une al deseo de fabulación. Aquí, objetividad y subjetividad se entrelazan como formas de descubrir y relacionarse con el todo que nos rodea.
¿Y si no hubiera principio, sino una sucesión de variaciones? Es interesante notar que desde su inicio las Big Bouncers vienen explorando dramaturgias que interrogan la propia noción de origen, eligiendo una escritura coreográfica impulsada por el deseo de transformación o desdoblamiento continuo de procedimientos, formas y devenires. En efecto, ya en su primera pieza, Big Bounce (2013), las coreo-performers partieron de la hipótesis de que el universo no tuvo un arranque épico similar al proverbial Big Bang, contemplando la posibilidad de que el cosmos fuese consecuencia del «gran rebote» de otro universo previo y así sucesivamente. De ahí, desglosando la polisemia tradicional del concepto de «creación», las Big Bouncers se invitaban al colapso de la idea de creación original (o de originalidad creativa), dando paso a otros medios y modos.
Al cuestionar estos principios, Anna Rubirola, Cecilia Colacrai y Mireia de Querol también descompusieron la noción de autenticidad, sacando provecho de la inteligencia colectiva para investigar los intervalos entre el significado y el significante, multiplicando así las lecturas que un mismo gesto puede movilizar. Tal elección delataba una apuesta en igual medida estética y ética, difuminando la tradicional concepción de autoría individual para dar paso a la colaboración. Además, al descentralizar la figura del creador, las artistas desatendían las demandas fetichistas de un mercado cultural ávido de firmas individuales, prefiriendo asumir como modo de invención la corresponsabilidad y el compartir.
En esta búsqueda de otros mundos posibles, las artistas ya concebían la escena como un espacio de transformación coral, un punto de encuentro lúdico en el que la black box sería un territorio sí concreto, pero en crescendo hacia zonas de ficción indeterminadas y no etiquetables. A través de la convergencia – y bifurcación – de cuerpo, voz palabra, la pieza revelaba una coexistencia de seres y situaciones, con un singular sentido de humor. Aquí, como en los siguientes trabajos del grupo, el cuerpo se antojaba como una materia polimorfa, sujeto y objeto a la vez de incontables mutaciones. Ya en el más reciente O.V.N.I (2017), el colectivo ha abordado la relación entre personas y objetos, poniendo énfasis en la funcionalidad como disparador de fisicalidades y asociaciones de sentido. Al situar el cuerpo en el mismo plano que sus instrumentos, las coreógrafas reivindican una alteridad en la que el humano ya no estaría en el centro.
Una jungla no es un jardín. Por más exuberante que sea, el jardín será siempre un territorio más o menos cercano, el hábitat domesticado de una vegetación ordenada y cultivada por el ser humano. En cambio, la jungla sería el lugar lejano y misterioso que escaparía a tal ordenamiento. Habitada por una flora y fauna incalculables, la jungla no sería solo un terreno físico, sino también un lugar de fantasía poblado de seres desconocidos o mágicos. Por eso, mientras el jardín sería un espacio confinado y racionalizado, la jungla se abriría a dimensiones intangibles que superan y desbaratan la instrumentalización humana. En los relatos amerindios, la selva también es vista como el origen de la vida, un paisaje en el que humanos y animales vivirían en un estado de indiferenciación. Sin embargo, en la época actual el homo sapiens sapiens insiste en olvidar que es natura. Ahora, incluso la jungla parece convertirse en una mera fuente de recursos al servicio de una industrialización que amenaza el ecosistema global. ¿Cómo la civilización se separó tan radicalmente del mundo natural?
En la historia de la danza contemporánea la oposición entre natura y cultura también está presente. Frecuentemente, observamos expresiones nostálgicas del cuerpo humano como salvajería primitiva. En cambio, antes que el regreso a una animalidad perdida, en Jungla encontramos una perspectiva llena de fantasía sobre el mundo animal. Una concepción de la naturaleza como una plétora de formas que incluye cada parte de nosotros y de nuestra morfología al uso. Una visión de los devenires animales como fuerzas indómitas, alianzas improbables, modos de vida que evocan nuestras pulsiones y deseos ocultos. Así, en lugar de ver el humano como la medida de todo, las artistas prefieren zoomorfizar sus cuerpos – incluso camuflarse con su entorno – para exhibir un bestiario innombrable.
Además de ser la primera incursión del colectivo en el universo infantil, en Jungla hay otra novedad: la palabra es abandonada y somos invitados a ver, sentir, oler, escuchar, inspirar y expirar la experiencia teatral. Así, el rasgo central de la pieza es la ausencia de una narrativa que contenga significados o enseñanzas directos, claro síntoma de un deseo de abstracción. Sin la pretensión de traducir escénicamente la naturaleza salvaje, la obra se estructura mediante fuerzas e intensidades, entendidas aquí como propias de la naturaleza: elementos que dan forma a nuestras percepciones, sueños e ilusiones. Al mismo tiempo que inmuniza la sensibilidad del espectador contra la domesticación del imaginario – algo frecuente en nuestra cultura global mediatizada -, Jungla surge como metáfora de la propia capacidad de encanto y espanto que el lenguaje coreográfico permite, ofreciendo al espectador la oportunidad de articular perspectivas singulares sobre el mundo, los otros y a sí mismo.
Joao Lima
JUNGLA ES PODRÀ VEURE DEL 27 AL 20 DE DESEMBRE AL MERCAT DE LES FLORS
Bibliografía:
Gilles DELEUZE y Félix GUATTARI, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia II, Pre-textos, 1997.
Ailton KRENAK, Ideias para adiar o fim do mundo, Cia das Letras, 2019.
André LEPECKI, Singularities: dance in the age of performance, Routledge, 2016.
Laurence LOUPPE, Poétique de la danse contemporaine, Contredanse, 2004.
Links vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=mVbk_3yDTRM&t=79s (Elisabete Finger, Buraco, 2013)
https://vimeo.com/groups/contemporarydance/videos/42864072 (Integral online Miet Warlop, Mystery Magnet, 2012)
https://www.youtube.com/watch?v=fskGtno8Bbs (Jan Svankmajer, Historia Naturae (Suita), 1967)
https://vimeo.com/26https://vimeo.com/2620015102001510 (Thomas Hauert, teaser How to Proceed, 2018)
Otros links de interés:
http://escenadelamemoria.blogspot.com/2017/04/ovni.html (Crítica del espectáculo O.V.N.I. – Tenim un temps ben limitat, per Jordi Sora i Domenjó, 2017)
https://mercatflors.cat/blog/que-trames-la-trama-de-lescena-per-joaquim-noguero/ (Ensayo sobre el colectivo Big Bouncers y la pieza O.V.N.I – ‘Què trames? La trama de l’escena’, per Joaquim Noguero, 2019)
https://mercatflors.cat/blog/sobre-o-v-n-i-per-tanya-beyeler/ (Ensayo sobre O.V.N.I., por Tanya Beyeler, 2017)