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‘Un umbral de resonancias al ser y estar’, por Noemí Álvarez

«Uno puede ver el vuelo del pájaro, mirarlo para observarlo o puede sentir que vuela con él»
Xavier Guix

Ante el silencio de lo real, una sinfonía de lo asiduo; lo viviente sustituye a lo vivido. Como un soplo de quietud, para reconocer al otro desde lo más puro, íntimo y plausible. Guillermo Weickert plantea trascender los límites de la oscuridad y el silencio para generar una atmósfera de vacío donde emprender un viaje de diálogo simbiótico entre el intérprete y el espacio escénico.

«Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo», afirmó el filósofo Ludwig Wittgenstein, destacando la vinculación radical entre el lenguaje y nuestra comprensión del mundo. La escena diseñada por Guillermo Weickert se sumerge en dinámicas y distancias contemplativas según un enfoque que recuerda la carta en la que Lord Chandos expone a su amigo Hugo von Hofmannsthal su renuncia a la escritura, resaltando la incapacidad del lenguaje para describir plenamente la armonía del mundo. La perspectiva de Chandos y la poçetica de Weickert convergen en la idea de elaborar un universo de conocimiento extrasensorial y un modo de contemplación que va más allá de la comprensión racional, donde el sentido pasa por delante de cualquier significado. En esta aurora etérea logra uno la sensación de sentirse tocado más allá de las palabras, esquivando cualquier lógica secuencial de tiempo o artificio de lenguaje. En un éxtasis espiral, confeccionado por el prolífico músico Miguel Marín Pavón junto al iluminador escénico Benito Jiménez, los protagonistas se dejan llevar, seducidos, a una unidad de locura mística que permite adentrarse a sus propios universos corporales, vocales y sensoriales. Esta conexión aural de la compañía cuenta con el movimiento enérgico y entregado de Luna Sánchez y con la fisicalidad épica del bailarín y performer Alberto Lucena, quienes con Guillermo aportan unidad al trabajo en un esfuerzo constante por llevar los cuerpos al límite de la vibración y así atraparnos en un torbellino de emociones.

Luz sobre las cosas surge de la profundidad de la experiencia, en un lugar donde el ser y el estar se vuelven sinónimos, donde la racionalidad y el juicio se cuelan por el tamiz de la sensación. Bajo esta perspectiva teatral, Guillermo Weickert aboga por trascender las dualidades convencionales, creando un constante vaivén de tensiones y distensiones en un espacio abierto repleto de concavidades, donde se ofrecen infinitas posibilidades de dotar al escenario de una nueva dimensión performativa, en un continuo cuestionamiento a los límites del mundo. Este encuentro con el espacio fenoménico se convierte en una metáfora para explorar los diferentes velos y capas de lo real como posibilidad y apertura. Guillermo busca así generar una experiencia teatral que invite a la audiencia a sumergirse en un universo artístico libre de convenciones, donde la percepción se ve constantemente cuestionada y redefinida: enriquece el carisma del espacio escénico para permitir que una verdad se manifieste sin restricciones. La afirmación de George Bataille “La verdad para ser verdad no puede tener límites” abre las puertas a una realidad que trasciende lo representable y definido, un estado místico sin identidad propia en un sistema de ritmos complejos y tensiones polarizadas que responden a la necesidad de revisar y repensar la tradición racionalista de occidente. La obra vive de un imaginario específico de la creación de formas: desde un movimiento intuitivo, la forma se diluye con el fondo generando un nuevo espacio, que podría definirse como intradimensional. Acogidos en una zona superior del sentido, nos encontramos en una zona onírico-fantástica donde todo es posible. Guillermo configura su poética del silencio en una zona de búsqueda, un medio para la reflexión y la transformación, donde parece cobrar vida la topología enigmática que, en Stalker (1979) de Andrei Tarkovsky, se define como «la zona». En ambos, Weickert y el director ruso, se revela la importancia compartida de los espacios como lugares sagrados de transformación y revelación, destacando la interconexión de detalles y relaciones entre elementos. En esa facticidad, en esta condición de desamparo, los cuerpos se arrojan fuera de sí, de su propia existencia, en un acto de entrega sin más pretensión que el encuentro entre el ente y los otros. Así como René Magritte remite a la noción de continuidad y fragmentación en La clef des champs (La llave de los campos, 1936), la contradicción entre lo ilógico y la percepción fenoménica se inscribe en la imagen de los fragmentos de cristal opaco que reproducen un paisaje desordenado. A través de una pluralidad de elementos y lenguajes heterogéneos, la experiencia teatral se convierte en una exploración colectiva. Concebimos un presente continuo y exploramos un conjunto de actos performativos fragmentarios que trasciende la representación o mimesis lineal. En una sacudida a la deriva de la conmoción, se genera una atmósfera que nos encara y nos lleva hacia la contemplación. Induciéndonos a una forma de atención sin intención, Guillermo configura su propuesta escénica bajo la noción de atmósfera como categoría estética, así como es desarrollada en la conferencia del arquitecto Peter Zumthor “Atmósferas”, donde la posibilidad de una perfecta armonía con el entorno se comunica directamente a quienes lo habitan.

Desde su peculiar estética, Weickert fomenta una apreciación más contemplativa, que elimina la necesidad de una tensión dramática constante. Y propone romper con las barreras entre actor y espectador, siguiendo la influencia de Gertrude Stein, y de todo el teatro postdramático, reconfigurando la escena como un paisaje poblado por presencias liberada de las convenciones temporales. La incólume presencia del cuerpo y el gesto intencionado atraviesan los límites de la corporalidad. Trenzan un juego de encuentros y desencuentros para alcanzar la estilización del gesto y el tamiz de calidad de movimiento. El mismo gesto se convierte aquí en una manifestación, expresión y creación que, al colisionar con otros cuerpos, fluye a través de un tacto capaz de trascender cualquier contacto literal, cualquier fenómeno háptico y tangible.

La danza de Weickert no solo busca ser influida por el espacio que la rodea, sino influir en ese espacio. En su destacada trayectoria, Guillermo ha logrado configurar su estilo a través de un movimiento intuitivo reivindicando el cuerpo como un canal de conocimiento y sabiduría. Conceptos como el de “cuerpo inteligente” se manifiestan por medio de la eliminación de la excelencia técnica. Este enfoque estilístico se propone llevar al espectador más allá de la percepción convencional de la danza: cualquier capacidad de identificación o atribución de arquetipos coreográficos es soslayada para lograr la conexión profunda entre el movimiento del cuerpo y la experiencia estética. El lenguaje escénico de Guillermo Weickert se presenta heterogéneo, fruto de una formación ecléctica entre danza e interpretación, y de un interés profundo por la fusión de lenguajes, la investigación artística y la interdsciplinaridad. La fusión entre el ambiente sonoro y musical agrega otra capa de profundidad a la experiencia teatral, dejando aflorar connotaciones subversivas que generan una sensación de fluidez y energía. Sólo entonces coge impulso la interacción con el texto: genealogía de la palabra en una progresión melódica de acordes sostenidos que aumentan la tensión hasta dimensiones épicas y expansivas. Todo un universo escénico se expande como por evocación y germinación, desde el más íntimo de los núcleos. Se genera un espacio de complicidad, vulnerabilidad, donde se muestra y abre al espectador, un momento de encuentro en la desconexión del mundo real con la capacidad de salirse de uno mismo y encontrase con el otro. Renunciando a todo pulido estético y a la yuxtaposición de mensajes y semánticas, Guillermo pone si acaso el foco en la grieta, en lo que se transparenta entre las costuras. Trasciende así la mera articulación del lenguaje coreográfico, y lo hace insistiendo en la inercia del movimiento en la dinámica de un cuerpo que sabe ahondar en el fallo, en la fragilidad y en la repetición obsesiva, hasta el agotamiento físico. Es entonces a través de la fisura abierta por el cansancio donde el cuerpo coreográfico se deja conducir por la luz y la musica. Fuerte de su doble identidad de actor y bailarín, Weickert, trabaja el movimiento bajo el concepto de resonancia como algo familiar y único que no se fuerza ni se subraya. En palabras suyas: “Me gusta esta asociación con la vibración porque ella esconde a un tiempo los secretos de la emoción y los de la identidad”.

El diálogo entre la dinámica de los cuerpos y el juego de luces se vuelve hilo conductor, intensificando la atención con maestría. El diálogo entre la dinámica de los cuerpos y el juego de luces se erige como un hilo conductor, intensificando la atención con maestría. La precisión en el uso de la iluminación escénica se convierte en un vínculo cuidadosamente tejido, donde la coordinación y la selección de efectos de luz y sombra, en tonos ocres y pardos, evocan el tenebrismo característico del pintor sevillano Murillo, donde los detalles lumínicos inciden sobre el escenario como sobre un esbozo de cuerpos. Es la marca personal de Weickert: una búsqueda constante de una sinergia con los diferentes dispositivos capaz de generar dramaturgias que apelen a una universalidad; que empleen el juego, la curiosidad y la pregunta como principales motores creativos. La fusión entre el ambiente sonoro y musical agrega otra capa de profundidad a la experiencia teatral, dejando emerger connotaciones subversivas que generan una sensación de fluidez y energía. Es entonces cuando la interacción del texto se impulsa dando origen a una genealogía de la palabra en una progresión melódica de acordes sostenidos que aumentan la tensión a una dimensión épica y expansiva. Su propio universo escénico se expande con poder evocador y generador, desde el núcleo más intimo. Ha trazado un camino artístico que se caracteriza por la búsqueda incansable de la fisicalidad del movimiento y los límites del cuerpo. Durante su proceso de creación, busca generar encuentros significativos para la creación colaborativa a través de mecanismos rítmicos, contraste y simetría. La dramaturgia expandida se convierte en un vehículo para explorar la plasticidad y coherencia de un universo poético, en un engranaje de tensión y atracción dando hecho de imágenes poderosas, donde la interacción y el juego se entrecruzan todo el tiempo. Su última obra es de alguna manera la culminación de todas sus exploraciones y procesos escénicos sobre aquello que le mueve y le conmueve; y la culminación de un proceso de investigación que ha involucrado diferentes formatos – vídeo, danza, improvisaciones y creaciones para espacios no convencionales denominados bajo el concepto de “Atmósferas” -. Tal como él afirma en su nota artística sobre Material Inflamable (2012): “No se trata de mostrar nada. Se trata de la posibilidad de olvidar todo y de desaparecer uno en los reflejos de esa luz para que el espectador consiga ver la danza.” Es la marca personal de Weickert: una búsqueda constante que en la sinergia con los diferentes dispositivos genera dramaturgias que apelan a una universalidad; que emplea el juego, la curiosidad y la pregunta como principales motores creativos. Su obra resuena como una reflexión profunda sobre la fragilidad, la duda y la exploración constante de respuestas a interrogantes internos. En esta nueva creación, Guillermo Weickert se mueve por el umbral de resonancias en un diálogo poético y armónico de lenguajes. Genera una aproximación sinestésica entre el cuerpo coreográfico, el espacio escénico y la iluminación.

Noemí Álvarez

WWWEICKERT presenta ‘Luz sobre las cosas’ al Mercat de les Flors el 3 i 4 de febrer de 2024

WEB DE LA COMPAÑÍA: https://www.wwweickert.com

BIBLIOGRAFÍA:

Sánchez, J. A. Dramaturgias de la imagen (3ª ed.). Universidad de Castilla-La Mancha (2006)

Zumthor, P. Atmósferas. Gustavo Gili, Barcelona(2006)

Lehmann, H. T. (2016). Teatro posdramático. Editorial CENDEAC. ISBN: 9788415556114.

Ordine, N. (2013). La utilidad de lo inútil. Editorial El Acantilado. ISBN: 9788415689928.

Byung-Chul Han. (2015). La salvación de lo bello. Herder. ISBN: 9788425437588.

Cool, G. (Ed.). (2021). Performing Mourning – Laments in Contemporary Art. Valiz.

LINKOGRAFÍA

STALKER (Andrej Tarkovsky, 1979): Sobre la naturaleza del camino y del deseo: http://www.cineypsicologia.com/2014/05/stalker-andrej-tarkovsky-1979-parte-i.html