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«Una acrobática soledad», per Roberto Fratini

«Una acrobática soledad», per Roberto Fratini

Esta mariposa estupenda encuentra un trocito de basura y se apoya tranquilamente en ella; pero un hombre no se quedará nunca quieto sobre su montón de barro. Joseph Conrad

La vida no es sino mármol y barro. Nathaniel Hawthorn

Nada ha dicho con mayor elocuencia, en la última década,  la soledad estructural de los artistas ante el contexto y sus asfixias insolidarias, que la proliferación obligada de formatos “solitarios” (los únicos que parezcan tener alguna perspectiva de reubicación en los ajustadísimos presupuestos de los mercados dancísticos). Y si es cierto que el solo constituye la epítome del dispositivo “lírico” – ya que todo epos se antoja económicamente inviable – no es menos cierto que la última generación de creadores se ha visto, de varias maneras, confinada en el soliloquio, y coaccionada al ejercicio del intimismo como a una especie de trabajo forzado – un karma del formato. La soledad no ha sido nunca tan atlética. Como suele ocurrir en literatura, donde las vocaciones poéticas hijas de la necesidad no son infrecuentes, también en danza una coyuntura que tenía todas las de convertir los artistas en burócratas de la efusión tremebunda (consiguiéndolo, en muchos casos, con resultados deprimentes), ha permitido a algunos convertirse en verdaderos boxeadores de sí mismos. Los solistas de formación circense se hallan curiosamente inmunes a las delicuescencias de lenguaje que complacen ciertos creadores de danza, acosados en el desierto por el demonio del solipsismo performativo. Su lugar, en la selva monologante de la creación contemporánea, es peculiar por muchas razones: tal vez porque procediendo de un enclave poético en el que el epos es tan extremo, tan gráfica la oposición entre paradigmas de horizontalidad (el circo con sus paradas, sus arenas, sus circulaciones) y paradigmas de verticalidad (el circo con sus vértigos, sus malabares, sus alturas), captan con más acierto el enfoque “oblicuo” de la liricidad; tal vez porque el hecho de conocer el maximalismo afortunado, el abarrotado clamor del greatest show on earth les permite plasmar con fragancia impagable una hipótesis de minimalismo o de melancolía, y gestionar principescamente las diminuciones y angustias propias de la soledad; tal vez porque conociendo en detalle los rigores inherentes a una noción de destreza muy severamente objetiva, se manejan como nadie a la hora de declinar la extraña torpeza, la fragilidad y la ineficacia intrínsecas a la poética del solo, y en general a la experiencia de la soledad. O será que ante la paradoja, ante el doble desafío identitario de practicar destreza y torpeza (porque la primera dice con exactitud a qué pertenecen, y la segunda con inexactitud qué les pertenece) no son efectivamente nunca solos: les acompaña en todo momento un objeto, una materia (o un conjunto objetivo de comportamientos materiales y musculares) que conforma su “especialidad” circense. Huérfanos del amplio catálogo de “variedades” que suele brindar la dramaturgia circense clásica, extraídos del montaje de atracciones del que hablaron Eizenstejn, Brecht y Piscator, estos correlativos objetivos (cuerdas, bolas, anillos, tricks, skills, etc.) ascienden regularmente a objetos-mundo, representantes enigmáticos de instancias casi metafísicas: herramienta de una lucha – o antagonistas contra los que luchar. Parte del mejor repertorio solístico del neo-circo reposa sobre esta proliferación obsesional, lucha cuerpo a cuerpo e interpelación religiosa del atrezzo único, como emblema sucinto de la re-alidad, que se llama así (del latin res) porque resiste los deseos que la plasman, y desafía las habilidades que la transforman. Mitad viejo de Hemingway, mitad apprentis sorcier, el solista de circo, con manejar o modular un único “objeto volador”, una única materia indócil, excepcionalmente huidiza o excepcionalmente inerte, lleva a cotas inauditas la posibilidad de desgranar galaxias de sentido. Artistas de este tipo, “teólogos del attrezzo”, como Fraga Gehlker, Johann Le Guillerm, Joan Català, Phia Ménard, Andrianne Leclerc, Claudio Stellato, Miguel Gigosos Agathe & Antoine, han conseguido actuar como si el mundo fuera a empezar de nuevo desde la insidiosa sencillez de un bola de hacer malabares, un alambre, una cuerda lisa, una bolsa de plástico o, como en el caso de Animal Religion, un bloque de arcilla. No sé imaginar un cometido más humano que la testarudez de darle un alma a la materialidad de estas herramientas, darle una elocuencia a su silencio. O viceversa, imbuir de la plasticidad de una materia la energía natural del un cuerpo. La intimidad es un lugar de catástrofes impalpables y ligerezas complejas. En la intimidad somos malabaristas ocasionalmente muy desafortunados. Supongo que Martha Graham pensara en esta trágica levedad cuando tituló Every Soul is a Circus una pieza de 1939. Fang podrá entonces recordar una versión apócrifa del Génesis (que William Blake hizo suya) según la cual, tras haber plasmado el hombre desde un bloque de tierra y agua, Dios rompió a bailar para “insuflarle” la vida.  Animal Religion había ya hecho algo parecido en Sifonòfor (2015), un tour de force construido a partir del desafío de tocar instrumentos imposible, insuflándolos en condiciones extremas de estrés físico. Des-instrumentalizar lo ya dado, abordarlo desde una incomodidad desacostumbrada, es en un cierto sentido el primer instinto poético de todo artista circense: el punto exacto en el que la exigencia al fin y al cabo frívola de simplemente “reinventar” las variedades circenses se trueca en una necesidad muy profunda, y muy propia del nouveau cirque, de re-crear la realidad que aguarda fuera de la carpa, de desandar su disponibilidad a ser usada y consumida sin más.

Asimismo, de un enfrentamiento entre cuerpo y materia que pasa necesariamente por manipulaciones, osmosis y transfusiones, por ligazones y re-ligiones en un sentido muy propio, la poética de Animal Religion se ha hecho eco desde siempre. Por eso, en Fang Quim Girón consigue “pasar por el cuerpo” todas las constantes vitales, todos los pulsos y sonidos de la materia más tradicionalmente asociada a la arrogancia demiúrgica de dios y de cualquier artista después de él, para finalmente eclipsarse en ella, en una especie de auto-iniciación (o auto-finalización) que no es ajena a las inquietudes del Nō más oscuro.  Hace años Josef Nadj y Miquel Barceló protagonizaron un evento, en el Teatre Lliure, que se pretendía un homenaje a los mismos principios (Paso doble, 2009). Con otra economía de medios, Quim Girón nos recuerda que el arte del solo alcanzó su madurez cuando Martha Graham (de nuevo ella) intuyó, en Lamentation (1930) que el futuro del solipsismo era declinar el cautiverio del cuerpo individual en un “bloque, una masa de algo”. Fang es, pues, el ritual más reciente de una larga fe en el principio sencillo de que ser “animal” significa tener alma; y de que el alma es una especie de diagrama dinámico, de convulsión, de complicación entre sí y sí, o entre sí y mundo. Alguien a ha dicho que la religión es en resumidas cuentas el uso que hacemos de la soledad. No es un azar que Girón embocara la senda solística con una pieza titulada Indomador (domador de sí, o domador interno), con un pensativo homenaje a la especialidad – la del domador de fieras, justamente – más asolada por el proyecto neo-circense de emancipar las artes del circo del uso (y abuso) de animales; o que lo más parecido a una doma fuera, en Tauromáquina (2015), su exhilarante toreo acrobático con un montacargas, vagamente evocador del curioso diálogo de Dominique Boivin con un raspador mecánico, en Transports exceptionnels (2007).

Porque si por un lado el cometido del neo-circo ha sido humanizar el trato con los animales (precisamente evitando todo recurso a antropomorfismos degradantes), se trataba por otro de devolverles a los animales el favor desgranando la casuística y el potencial poético de una inimaginable animalización de lo humano. Las máscaras zoomorfas y metamorfosis cinéticas de Sàpiens Zoo (2015), pero también el libre acceso otorgado a los animales de granja en Chicken Legs (maratón colectiva site specific de 2014) podían evocar las formas de atención, los estilos de escucha y retorno a la “razón animal” que otras compañías, como Barò D’Evel (Bèsties, 2015), o Les Colporteurs (Animali, uomini e dei, 2003)  han declinado con impagable delicadeza. La folie acrobática de des-instrumentalizar el mundo se aplica también a esta nueva alianza con todo lo vivo, por la materia irreductible, milagrosamente indomable que es. En todos estos casos, el animal vuelve a representar lo que fue para Heidegger: el misterio de un ser tendido en la naturaleza física, confundido en el paisaje, cuya incomprensible beatitud es desconocer esa experiencia de la discontinuidad, de pérdida o perjuicio del mundo, esa Beschädigung (el ser dañado) que constituye la base humana de toda cultura. De la enorme dificultad de este gesto de dilución, de una enorme nostalgia de continuidad, Fang es una maravillosa parábola dinámica y, en un cierto sentido, melancólica: deja claro que llegaremos siempre y solo a mitad de la metamorfosis, que solo sabremos disolvernos a mitad – Benjamin diría – en la sinfonía de la materia.

Roberto Fratini

Bibliografía:

Margo De MELLO (ed.), Human-Animal Studies: Religion, Lantern Books, 2010.

Dominique DENIS, Encyclopédie du Cirque. De A à Z, Arts des 2 mondes, 2010.

Ian HODDER, Entangled. An Archeology of the Relationship between Humans and Things, JOhn Wiley & Sons, 2012.

Moshe IDEL, El Golem. Tradiciones mágicas y místicas del judaísmo sobre la creación de un hombre artificial, Siruela, 2008.

Jordi JANÉ; Joan M. MINGUET  (eds.): El circ i la poètica del risc (actes del Seminari Internacional de circ celebrat al CCCB el febrer del 2006). Krtu/Departament de Cultura de la Generalitat, 2007.

Pierre Robert LEVY, Les animaux du cir  que, Syros Alternatives, 1992.

Martine MALEVAL, L’émergence du nouveau cirque, Bruxelles, L’Harmattan, 2010.

Marc MOREIGNE, Corps à corps. Visions du cirque contemporain, Éditions de l’Amandier, 2010.

Linda SIMON, The Greatest Shows on Earth. A History of Circus, Reaktion Books, 2014.

Links de interés

file:///C:/Users/usuario/Downloads/252499-340889-1-PB.pdf  (Pdf online Jordi Jané, «Circo occidental y circo oriental. Multiculturalidad o criollización?», Estudis Escènics 33-34

http://www.gencat.cat/culturcat/portal/site/culturacatalana/menuitem.be2bc4cc4c5aec88f94a9710b0c0e1a0/index80bf.html?vgnextoid=c381d5e5d74d6210VgnVCM1000000b0c1e0aRCRD&vgnextchannel=c381d5e5d74d6210VgnVCM1000000b0c1e0aRCRD&vgnextfmt=detall2&contentid=aef4f63ca2378210VgnVCM1000008d0c1e0aRCRD (Culturcat: “Artistes i companyies de circ als Països Catalans”)

Links vídeo

https://www.youtube.com/watch?v=OSftcUxFt5U&t=155s  (extracto y entrevista Johann Le Guillerm, L’alchimiste)

https://www.theatre-video.net/video/Le-Vide-Essai-de-cirque-bande-annonce  (teaser Alexis Auffray, Fragan Gehlker, Maroussia Diz Verbèke, Le vide)

https://www.youtube.com/watch?v=sUF2mae54D4  (teaser Joan Català, Pelat)

https://www.youtube.com/watch?v=auVy2_dnZtE (vídeo integral online Dominique Boivin, Transports exceptionnels)

https://www.youtube.com/watch?v=rhUWkEqYPt0  (vídeo online integral Josef Nadj, Miquel Barceló, Paso doble)

http://www.otradanza.es/index.php/es/trabajos/rito (teaser online Susana Guerrero, Rito)

https://www.youtube.com/watch?v=klF8Ob8bRSE  (extracto vídeo online Martha Graham, Lamentation)

https://www.youtube.com/watch?v=xHxIJXv8Qno  (extracto vídeo online Phia Ménard, L’après-midi d’un foehn)

https://www.youtube.com/watch?v=ELROG7uppps  (extracto vídeo Lara Jacobs, Balance Goddess)