Con frecuencia las piezas coreográficas son vistas como conclusión a un propósito, como si concretizaran una idea inicial, sea de carácter formal, biográfico, psicológico, histórico, pedagógico o sociológico. Las obras aparecen así como productos, efectos o reacciones: siempre secundarias en relación a lo que las ocasiona. Y comprenderlas parece consistir casi exclusivamente en explicar el fenómeno que las hubiera ocasionado.
CreaMoviment elude esa visión. Explora -por decirlo así- una perspectiva más bachelardiana. La obra, en su caso, no es causada, sino causante. Es lo primero y lo preeminente. La obra es literalmente una aventura, un proyecto existencial; jamás el resultado concluyente de un imperativo previo.
Por eso, para acercarse a la poética de esta compañía apenas si hay interés en conocer el curriculum vitae de sus miembros. Lo que resulta en cambio imprescindible es atender cómo cada una de sus piezas devela un “curriculum acontecional”. Son propuestas que no deben ser abordadas como conjuntos datados dispuestas en un orden cronológico, sino como pasos de una búsqueda, de lo que inicialmente significaba “investigación” – in vestigium, significa literalmente “en pos de una huella”. Sus obras son epitelios coreográficos de huellas al acecho. Y vienen a colmar ese término general de proceso, o de estudio.
En PAISATGES. Estudi #1 eso es evidente. Se trata de una propuesta inmanente que confiere sentido a la obra abierta. Es una pieza que conforma -es decir: da forma a- un problema que simultáneamente multiplica sus soluciones. Activamente contemporánea al espectador, nace y se desarrolla en contacto con la experiencia de su recepción. De ahí una de sus paradojas: ella es una búsqueda, pero no sabe lo que encontrará, o lo sabe pero sólo para olvidarlo inmediatamente en el momento en que lo encuentre. Por eso se titula PAISATGES. Estudi #1. Un paisaje no es lo que se ve, sino lo que se produce vivencialmente; no es un telón de fondo, sino un ambiente en el sentido literal del término: un ambire, un ir de uno a otro lado; un estar produciendo aquello que rodea a su productor y le permite ir y estar en su interior.
Este PAISATGES. Estudi #1 parece insistir en que el mejor vehículo para un recorrido es la línea, que más que unir dos puntos, los modifica. Los hace andar. Y crea un concierto de recorridos que son, ante todo, diversos y divertidos. “Divertido” viene de divertere, que quiere decir “apartarse”. Y esos recorridos son siempre un apartar un punto de otro. Hace visible aquella célebre sentencia de Klee al definir lo que era el dibujo para él: “Sacar una línea de paseo”. Según esto, pasear consiste en dar una serie de “gestos que nos apartan”. Divertirse en este caso viene a ser casi el opuesto de aproximarse; por consiguiente, un recorrido verdaderamente “divertido” es aquel en que jamás se llega. La melancólica estrofa de una famosa canción, “So close, and yet so far”, o el no menos célebre título de una película: In weiter Ferne, so nah!, definen bien estos íntimos distanciamientos.
A la búsqueda de un estilo propio para estos recorridos CreaMoviment parece adoptar en este PAISATGES. Estudi #1 dos claves japonesas aplicables al paseo y a la construcción de un ambiente, de un paisaje: Aquella actitud apropiada para iniciar la caminata que en el siglo XIV el monje Yoshida Kenko llamó “Tsurezuregusa”, y que significa iniciar algo porque sí, cuando “no se tiene nada mejor que hacer”. O bien, aquel otro principio utilizado por algunos pintores japoneses, llamado “Zuihitsu”, o actitud de “seguir al pincel”. Porque el participante no dirige aquí su recorrido, sino el recorrido es el que señala el tránsito al que conduce. Antonio Machado dijo esto mejor que nadie con su hacer el camino al andar.
Hace tiempo, un amigo me contó que cuando era niño, antes de jugar en el patio con sus amigos aguardaban a que la abuela rociara con alcohol el piso de cemento y lanzara un fósforo. La abuela les contaba que era necesario esperar a que el fuego desinfectara el piso de baldosas. Con el áspero sol de la mañana apenas se distinguían las llamas que flotaban hasta desvanecerse. A veces, al entrar los niños tanteando el suelo tibio, reaparecía una lengua pálida y azul bailando sola en una esquina y sin intenciones de esfumarse. Lo llamaba el patio flameado. A veces me imagino los dibujos de esas llamas en el suelo, y no puedo evitar pensar en ello al ver este PAISATGES. Estudi #1. No son lenguas de flama, sino líneas, pero tan veleidosas y antojadizas como aquellas. Son las líneas las que bailan, y las que hacen bailar al bailarín. Inducen y conducen los cuerpos que se entrelazan con ellas. Se mueven tanto que los paisajes que se van construyendo van igualmente desapareciendo junto a sus valiosos secretos.
Por eso, en el laberinto que invitan construir, siempre se anda como a la búsqueda de esas vías que abrevian lo que los propios participantes extienden; vías que alejan la necesidad del final acentuando el placer de la aproximación, y al diseñarlas y recorrerlas al mismo tiempo, pasean por ellas logrando que la ruta tenga más sentido que la destinación, el tramo que la meta, el andar que lo andado, el bailar que lo bailado, el gesto que lo comunicado. Así el espectador envuelto -o involucrado- obtiene una suerte de pequeña revancha ante lo inexorable, ante lo perecedero. Y por un momento se hace eterno.
Víctor Molina